Cuando el cuerpo te pide aislarte, no es drama, es fase lĂștea

May 12, 2025

Hay dĂ­as en que simplemente no estĂĄs para nadie.

No quieres hablar. No quieres hacer. No quieres explicar.

Solo quieres existir bajito: ver algo reconfortante, no salir, llorar un poquito sin razĂłn y que nadie, por favor, te pida energĂ­a.

Y aunque durante años nos enseñaron que eso es “drama premenstrual”, la verdad es que es hormonalmente lĂłgico.

Esa sensaciĂłn de querer aislarte no es debilidad.

Es una peticiĂłn legĂ­tima del cuerpo cuando estĂĄs en fase lĂștea.

¿Qué estå pasando ahí adentro?

DespuĂ©s de ovular, tu cuerpo empieza a producir progesterona, una hormona que te ayuda a calmarte, a bajar revoluciones, a prepararte para “cerrar el ciclo” y —si aplica— a sostener un posible embarazo.

Progesterona es tu hormona contenedora.

Te pide descanso, sueño, contención, límites suaves y mås raíz que expansión.

Si todo va bien, esta fase se siente introspectiva, cozy, emocional pero funcional.

Pero si hay desbalance —como exceso de estrĂłgeno, baja de progesterona o cortisol elevado— esta fase se vuelve montaña rusa emocional.

Y ahí es cuando aparecen el llanto random, los pensamientos catastrofistas, el no poder dormir, los antojos salvajes y ese mood de “no soporto ni mi existencia”.

Spoiler: no eres tĂș exagerando. Son tus hormonas pidiendo espacio.

No es drama. Es sensibilidad real.

Una de las señales mĂĄs comunes de la fase lĂștea es querer bajarte del mundo un rato.

No porque odies a todos (aunque puede sentirse asĂ­), sino porque tu cuerpo estĂĄ bajando el ritmo, y cualquier cosa que lo acelere te sobrepasa.

Estar mĂĄs sensible. Tener menos paciencia. Querer llorar por un TikTok de perritos.

Todo eso es informaciĂłn valiosa.

No significa que estés mal.

Significa que estĂĄs entrando en una etapa en la que necesitas mĂĄs suavidad y menos exigencia. MĂĄs “¿quĂ© necesito hoy?” y menos “¿quĂ© tengo que lograr hoy?”

¿Qué ayuda?

No es que esta fase sea “mala”, es que casi nunca la planeamos bien.

Nos exigimos igual. Nos juzgamos mĂĄs.

Y eso hace que todo se sienta diez veces peor.

Pequeños ajustes pueden cambiarlo todo:

 

  • Dormir mĂĄs (progesterona ama el sueño profundo)

  • Comer cĂĄlido y constante (los antojos vienen por algo)

  • Dejar mĂĄs mĂĄrgenes en la agenda

  • Mover el cuerpo suave, no intenso

  • Evitar planes sociales si no se sienten bien

  • Decirte que sentir mucho no es ser “exagerada”, es ser cĂ­clica

Entonces
 ¿me aíslo?

Si tu cuerpo te lo está pidiendo
 sí.

No como castigo. No como drama. No como problema.

Sino como una decisiĂłn sabia de alguien que ya entendiĂł su ritmo.

Esta fase puede sentirse mĂĄs llevadera (incluso liberadora), si dejas de pelearte con ella, si la dejas ser lo que es: un cierre suave, una pausa natural, un espacio para volver a ti.

No necesitas ser productiva, brillante o encantadora todo el mes.

No es que tengas que esconderte. Solo necesitas un break del mundo. Y eso no tiene nada de malo.

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