Tu ciclo explicado como si fuera una temporada de Sex and the City
Spoiler: tu cuerpo es más Sex and the City de lo que pensabas. Sí, incluso en pants y con una bolsa de agua caliente.

Por años nos dijeron que el ciclo menstrual era solo “los días que sangras”. Como si el resto del mes fuera relleno. Pero lo cierto es que cada mes vives una historia con cuatro capítulos hormonales, cada uno con su propio vibe, mood y soundtrack interno.
Y si alguna vez te has sentido tipo: “¿por qué ayer quería conquistar el mundo y hoy quiero llorar porque no hay pan?”… no eres tú volviéndote loca. Es tu fase.
Honestamente, tu ciclo se parece mucho a una temporada de Sex and the City: a veces eres Carrie existencial, a veces Samantha con glow, otras Miranda con energía ejecutiva, y sí… a veces Charlotte llorando por un tiktok de gatitos.
La Charlotte emocional. La que solo quiere cobijita, carbs y cero reuniones.
Tus niveles de estrógeno y progesterona caen, y con eso llega la menstruación. La energía baja. El mundo se siente un poquito más ruidoso de lo normal.
Esta es tu fase de introspección, de hacerte bolita (literal o emocionalmente), y de dejar que tu cuerpo suelte — lo físico y lo que venías cargando también.
Si el dolor te tumba, si te hace cancelar la vida, no lo normalices. Podría haber desbalance de prostaglandinas, inflamación o falta de magnesio. Tu cuerpo merece escucharse, no aguantarse.

La Miranda que se despierta lista para reorganizar su vida (y su closet).
Termina la menstruación y algo se prende. Tu cerebro y ovarios reinician el ciclo y empiezas a sentirte más tú. Estás más clara, más enfocada, como si te hubiera regresado el Wi-Fi mental.
El estrógeno sube y eso se traduce en energía, mejor humor, ganas de hacer cosas. Es el momento para planear, crear, agendar, mover el cuerpo. Spoiler: tu piel y tu líbido también lo van a notar 😉
Tu cuerpo está tipo “hot girl con un spreadsheet y ganas de poner todo en orden”.

La Samantha que se aparece cuando te tomas una selfie y dices: WOW that’s me.
Ovulación = el peak hormonal del ciclo. Tu cuerpo libera un óvulo, sube el estrógeno, sube la testosterona y sube… bueno, TODO. Deseo, confianza, sociabilidad, magnetismo.
Te sientes bien contigo, con el espejo, con el mundo. Literal estás glowing. Y si tienes ganas de conectar (con otros o contigo misma), it’s totally valid. No es casualidad, es tu bioquímica diciendo “¡vas!”
Estás en tus días más fértiles (por si eso aplica). También es el momento más fértil creativamente. Aprovecha.

La Carrie que llora porque el aguacate estaba duro y eso es profundamente triste.
Después de la ovulación, entra la progesterona. Es la hormona que te da contención, sueño más profundo, cravings dulces y ganas de decir que no a planes innecesarios.
Si todo está en balance, esta fase puede sentirse suave y hasta cozy. Pero si hay desajustes hormonales (hello PMS), aparece la montaña rusa: ansiedad, hinchazón, sensibilidad, insomnio, mini existencialismo.
No te sobreexijas. Organiza tu semana para tener margen. Duerme, toma magnesio, y sí: pídele a tu yo ovulatoria que no haya agendado tres cenas sociales esta semana. Gracias.

Tu ciclo no es lineal. No es “una molestia”. Es literalmente el sistema con el que tu cuerpo organiza todo: tu energía, tu humor, tu productividad, tu deseo.
Y cuando lo empiezas a entender, ya no te peleas con él. Lo usas a tu favor.
Como diría Carrie (si hablara de ovarios):
“Tal vez no estamos rotas. Tal vez solo estamos viviendo el mejor guión que nuestro cuerpo pudo escribir.”